Sí amigos, peligrosamente. Y eso que es una época que adoro. Me encantan las reuniones familiares, disfruto las cenas con amigos y me emociono con la ilusión loca de los niños. Pero temo el momento de buscarle sitio a la avalancha de cosas que aterrizarán en mi casa. Así que lo ideal es tener un plan para mantener el orden.
¿Qué tal si empezamos por deshacernos de cosas, y así hacemos sitio? Os propongo algunas ideas:
– Antes de poner la decoración navideña, hacer una revisión de todos los elementos de los que disponemos. Tiraremos los pastorcillos rotos, las luces de cables enredados imposibles, las bolas viejas que ya no nos gustan… Así será más fácil elegir lo que sí queremos poner. Y, lo mejor de todo, a la hora de guardarlo el día 7 de enero ¡la tarea será facilísima! (este año cae en domingo, no hay excusa para recogerlo todo que luego pasa lo que pasa…)
– Es bastante probable que los Reyes Magos nos traigan ropa preciosa, un par de deportivas geniales o un bolso de morir. Así que misma jugada, eliminemos del armario aquello que ya no usamos para que las cosas nuevas que adoramos tengan su lugar.
– Si tenemos niños se complica aun más… ¡juguetes! Ahora es una ocasión perfecta para educarles en el desapego hacia las cosas materiales, y a ser generosos y solidarios. Si explicamos a nuestros hijos que hay niños que no tienen tanta suerte, y que no reciben regalos en Navidad, es fácil que ellos mismos elijan aquello con lo que no juegan y que puede tener una segunda oportunidad si los donamos.
– Y la misma canción vale para personas aficionadas al deporte, a cocinar o a las manualidades. Si en la carta a los Reyes Magos vamos a pedir algo nuevo, antes es imprescindible que salga algo viejo.
Una vez que hemos hecho sitio toca planificar, empezando por los viajes, la comida, las compras y los regalos. Así la Navidad será slow y la disfrutaremos más. Soy muy aficionada a las listas para todas estas cosas. ¡Organización por favor!
– Una lista con las cosas que tenemos que llevar de viaje nos ayudará a no olvidarnos nada y a ganar tiempo a la hora de hacer las maletas.
– Si recibimos gente en casa para las comidas o cenas, organizar una lista de los platos que queremos preparar, los ingredientes necesarios y su cantidad.
– Así será tardaremos menos en el supermercado y no compraremos alimentos innecesarios. Durante todo el año, pero más en estás fechas, desperdiciamos kilos de comida. ¿Alguien entiende esa costumbre de las madres de cocinar para 20 cuando somos 10 en la mesa? Solo hay que calcular bien las cantidades. No es cuestión de quedarse justos, pero tirar alimentos es terrible. Os recomiendo que visitéis esta página www.lovefoodhatewaste.com.
– Por último, una lista de los regalos que queremos hacer. Si vamos a comprar algo en concreto evitaremos las compras compulsivas.
Ya hemos hablado de educar a los niños en el desapego hacia lo material. Y pienso que lo más efectivo es trabajar con ellos la austeridad. Es algo realmente difícil porque todo el mundo quiere agradarles y se espléndido con ellos. Pero no les hacemos ningún bien con esto. Por eso recomiendo hacer solamente 4 regalos a los niños:
1. Algo que realmente quieran para jugar o hacer deporte.
2. Algo que necesiten, como un abrigo nuevo.
3. Algo para leer, como un cuento o unos cómics.
4. Una experiencia: entradas para un concierto u organizar una acampada en el jardín, siempre con sus papás. En realidad, lo que más valoran los niños es que pasemos tiempo de calidad con ellos.
Esta idea es aplicable a los regalos de adultos, ¡por supuesto!
Tenemos que empezar a regalar experiencias, regalos inmateriales que se volverán inolvidables porque al final, las cosas son solo eso, cosas.
Y si necesitáis mi ayuda ya sabéis donde encontrarme, ¡descubriréis que el orden es felicidad! www.lauracrespo.org.
Besos.
Laura
Totalmente of course, yo le quitaba un Regalo y lo dejaba en 3 por que soy de Impares ?.
Gran artículo ?????